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Aprendiendo a Ser Mujer: Cómo realizar la auténtica femineidad
La verdadera manifestación de la feminidad auténtica está intrínsecamente vinculada a la realización espiritual de la mujer. Este proceso implica elevar y sublimar la parte femenina de su ser, trascendiendo así su naturaleza primitiva y pasional para convertirse en una Mujer Estelar en lugar de permanecer como una mera mujer de barro.
Es esencial comprender que las cualidades pasionales atribuidas a la hembra no deben confundirse con las características genuinamente femeninas. La hembra, en su estado más primitivo, puede manifestarse como dominante, controladora, egoísta, narcisista, envidiosa, voraz y carente de autenticidad, entre otras conductas perjudiciales. Estos comportamientos, en última instancia, limitan la calidad de vida de la mujer y pueden sumirla en un estado de amargura y depresión.
Sin embargo, a medida que la mujer avanza en su desarrollo personal y espiritual, trasciende su condición de hembra y se transforma en una entidad completamente nueva y única. Esta mujer empodera su capacidad de cambiar sus patrones de conducta y elegir libremente su propio destino. Se convierte en un ser acogedor, amable, pleno y alegre, irradiando un mundo interior lleno de belleza y luminosidad, colocando la fuente de su felicidad en su interior, en lugar de buscarla en el exterior.
Es importante destacar que toda mujer genuina comenzó su camino como una hembra común. Sin embargo, a diferencia de aquellas que no se esfuerzan por su propio desarrollo, las auténticas mujeres se comprometen plenamente en el proceso de crecimiento espiritual. Este compromiso requiere tiempo y dedicación, pero es una actividad noble y altamente gratificante. La razón radica en que, a medida que la mujer perfecciona su ser interior, contribuye a la formación de hijos más perfectos, lo que, a su vez, mejora el mundo en su conjunto. Por otro lado, el descuido de este desarrollo espiritual solo perpetuará sus propias imperfecciones en sus hijos, multiplicando sus defectos.
En última instancia, la búsqueda del desarrollo espiritual y la expansión de la conciencia interna son el camino hacia la obtención del bien supremo y la auténtica felicidad, como nos recuerda Darío Salas Sommer en su reflexión sobre la femineidad y la trascendencia personal.
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